El Evangelio de hoy, viernes 25 de abril de 2025, según el Padre Carlos Yepes, corresponde a San Juan 21, 1-14.
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Video | Evangelio de hoy Padre Carlos Yepes

En este pasaje, Jesús se aparece nuevamente a sus discípulos junto al lago de Tiberíades. Simón Pedro decide ir a pescar, y otros discípulos lo acompañan. Después de una noche de no pescar nada, Jesús se aparece en la orilla, aunque ellos no lo reconocen al principio. Él les indica que echen la red a la derecha de la barca, y recogen una gran cantidad de peces, ¡ciento cincuenta y tres!
Entonces, el discípulo a quien Jesús amaba reconoce al Señor y se lo dice a Pedro. Al oírlo, Pedro se viste y se lanza al agua para ir hacia Jesús. Los demás discípulos llegan en la barca, arrastrando la red llena de peces.
Al llegar a tierra, ven unas brasas con pescado puesto encima y pan. Jesús los invita a desayunar. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, pues sabían que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y también el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.
En su reflexión, el Padre Carlos Yepes nos invita a reconocer que Jesús resucitado siempre sale a nuestro encuentro, incluso cuando sentimos que nuestros esfuerzos son en vano. Nos anima a confiar en su palabra y a reconocer su presencia en nuestras vidas, aunque a veces no lo veamos con claridad. También destaca la importancia de la comunidad y de compartir los frutos de nuestro trabajo con los demás, así como la alegría de encontrarnos con el Señor resucitado.
Reflexiones espirituales sobre Juan 21, 1-14
1. Jesús siempre vuelve a buscarnos
Después de su resurrección, Jesús no se aleja, sino que se aparece nuevamente a sus discípulos, incluso cuando ellos han vuelto a sus actividades normales. Esto nos recuerda que, incluso cuando sentimos que volvemos a la rutina o nos alejamos un poco, Él siempre se hace presente, discretamente, para reencontrarse con nosotros.
2. Sin Jesús, nuestros esfuerzos son estériles
Los discípulos pasaron la noche pescando sin éxito. Pero en cuanto siguen la palabra de Jesús, logran una pesca milagrosa. Esto nos enseña que nuestros esfuerzos, por buenos que sean, no darán fruto si no están iluminados por la voluntad de Dios.
3. La obediencia trae bendiciones
Aunque no reconocen inmediatamente a Jesús, obedecen su voz. En nuestra vida, muchas veces no vemos con claridad el camino, pero si seguimos con fe las indicaciones de Dios (aunque no entendamos todo), su gracia se manifiesta.
4. El amor se reconoce en los gestos sencillos
Jesús no se aparece con majestad, sino que prepara un desayuno humilde para sus amigos. El resucitado actúa con ternura y cercanía. El amor de Dios no siempre viene con grandes señales, sino en los pequeños detalles de cada día.
5. Pedro: un corazón que se lanza al encuentro
Cuando Juan le dice «Es el Señor», Pedro no duda. Se lanza al agua para ir hacia Jesús. Este gesto muestra un corazón apasionado, que no quiere esperar. A pesar de sus errores, Pedro es el primero en querer estar cerca de Jesús. Es un llamado a no tener miedo de volver a Él, incluso después de nuestras caídas.











