Un estudio publicado en Nature Chemical Biology ha revelado que el hongo Aspergillus flavus, históricamente vinculado a muertes misteriosas en tumbas antiguas, podría tener un nuevo uso terapéutico: combatir la leucemia. Investigadores identificaron compuestos activos en este hongo que destruyen células cancerosas sin afectar tejidos sanos, abriendo el camino a potenciales terapias oncológicas.
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El Aspergillus flavus es conocido por producir esporas tóxicas capaces de provocar infecciones pulmonares severas. Este microorganismo ganó notoriedad por su supuesta relación con la “maldición de las momias”, luego de que varios arqueólogos murieran inexplicablemente tras ingresar a tumbas como la de Tutankamón en Egipto o Casimir IV en Polonia. Décadas más tarde, investigaciones científicas identificaron al hongo como la verdadera causa de estos fallecimientos.
Hoy, ese mismo organismo ha revelado un potencial inesperado en la lucha contra el cáncer hematológico, particularmente la leucemia.
Hongos medicinales: de la penicilina a los nuevos antitumorales
Así como la penicilina revolucionó la medicina al ser extraída del moho Penicillium, el A. flavus ahora ofrece una promesa similar. Investigadores descubrieron en él una clase de péptidos llamados RiPPs (péptidos sintetizados ribosomalmente y modificados postraduccionalmente), capaces de interferir con la reproducción de las células cancerosas.
Entre estos compuestos destacan los asperigimycins, moléculas con una estructura compleja de anillos entrelazados que inhiben la formación de microtúbulos, elementos clave para la división celular. Esta alteración provoca errores en la segregación de cromosomas y lleva a la muerte de las células malignas.
Resultados prometedores frente a la leucemia
En pruebas de laboratorio, una variante del RiPP combinada con lípidos mostró efectividad comparable a fármacos oncológicos como la citarabina y la daunorrubicina, ambos aprobados por la FDA para tratar leucemia. Lo más destacable es que el efecto fue altamente específico: estos compuestos atacaron células leucémicas sin afectar tejidos de mama, hígado o pulmón.
“Las células cancerosas se dividen sin control. Estos compuestos bloquean la formación de microtúbulos, esenciales para su división”, explicó Sherry Gao, autora principal del estudio.
¿Cuáles son los desafíos de la producción del hongo y posterior aprobación?
A pesar del entusiasmo, los expertos reconocen los retos de llevar este descubrimiento al mercado. La extracción directa del hongo puede resultar costosa e inviable a gran escala. Por ello, será necesario sintetizar los asperigimycins de forma artificial, manteniendo su pureza y efectividad.
Además, como advierte el hematólogo José Larios, el camino regulatorio es largo: desde pruebas preclínicas hasta ensayos clínicos en humanos, el proceso puede tomar más de una década. De hecho, solo el 10% de los medicamentos que llegan a fase II logran la aprobación final, según datos del Journal of the National Cancer Institute.
Una nueva esperanza en terapias contra el cáncer
A pesar de las dificultades, el hallazgo representa una nueva oportunidad frente a la resistencia a tratamientos actuales. Muchos tipos de cáncer, incluida la leucemia, desarrollan mecanismos que neutralizan los efectos de los fármacos existentes, lo que hace urgente explorar alternativas innovadoras.
“Cualquier nuevo enfoque terapéutico nos da esperanza”, afirma Larios. “Especialmente para pacientes con cánceres difíciles de tratar, estos avances podrían marcar una diferencia significativa”.











