A más de 3500 metros sobre el nivel del mar camina un ser silencioso y solitario. Se le conoce como tapir de montaña (Tapirus pinchaque), aunque los habitantes de las comunidades lo llaman “ante”. En los páramos y bosques montanos del norte del Perú, este animal se convierte en más que un habitante, es un arquitecto natural y un dispersor de semillas.
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La bióloga Katty Carrillo, jefa de proyectos de Naturaleza y Cultura Internacional explica que en el mundo solo existen cinco especies de tapir, dos de las cuales se encuentran en el Perú. Uno es el tapir andino (Tapirus pinchaque), y el otro el tapir amazónico (Tapirus terrestris) o “sachavaca” como se le conoce en la selva.
El tapir andino es la única especie de tapir adaptada a la vida en las alturas. En Perú, se lo encuentra entre Ayabaca, Huancabamba en Piura; San Ignacio y Jaén en Cajamarca, y hay una población aislada en Lambayeque. El tapir andino se encuentra en peligro crítico de extinción debido al avance de la civilización humana.
“Su rol es tan determinante que su presencia se considera un indicador del buen estado del ecosistema. Requiere bosques bien conservados, agua limpia y amplios espacios naturales. Proteger al tapir es proteger el agua que consumen cientos de familias y los suelos que alimentan cultivos y ganado” puntualizó Katty.
“A través de su dieta herbívora y desplazamiento, el tapir transporta semillas que ayudan a regenerar la vegetación, asegurando la continuidad de especies nativas y la diversidad biológica” indicó.
El Corredor de Conservación Andes del Norte: el hogar del tapir andino
En el norte del Perú, Naturaleza y Cultura Internacional (NCI), en alianza con comunidades campesinas y autoridades locales y regionales de Piura y Cajamarca, han dado vida desde el 2018 a la Red de Conservación de los Andes del Norte, que agrupa 7 áreas de conservación privadas, 2 áreas de conservación ambiental, 2 áreas de conservación regional en Cajamarca y el Santuario Nacional Tabaconas Namballe, juntas protegen alrededor de 150 mil hectáreas que dan vida al Corredor de Conservación Andes del Norte.
Más que un espacio geográfico, el corredor es un puente de vida. Su objetivo es conectar ecosistemas para que especies como el tapir puedan desplazarse libremente y asegurar así su supervivencia. Esta conectividad también beneficia a las comunidades, debido a que el espacio provee de servicios ecosistémicos fundamentales como la regulación del agua y la conservación de suelos.
Para Katty Carrillo la conservación del tapir no conoce de límites. Por ello, señala que Naturaleza y Cultura Internacional Perú y Ecuador, junto al Ministerio del Ambiente de Perú y Ecuador, SERNANP, Plan Binacional, los gobiernos regionales y provinciales, con el apoyo del Proyecto BLF Andes Amazónico entre otras organizaciones, impulsan el reconocimiento del Corredor de Conservación Transfronterizo Andino Amazónico (CCTAA), que integra al Corredor de Conservación Andes del Norte Piura-Cajamarca.
“Esta iniciativa binacional busca proteger dos millones de hectáreas desde el Parque Nacional Sangay en Ecuador hasta el Santuario Tabaconas Namballe en Perú” refirió.
El CCTAA, en proceso de reconocimiento oficial, se perfila como una herramienta clave de cooperación regional. Al promover la conectividad ecosistémica y la gestión conjunta de los recursos naturales, se convierte en una expresión viva del compromiso firmado entre Ecuador y Perú en la Declaración Presidencial de Tumbes.











