¿Estás pensando en actualizar tu teléfono móvil? Por lo general, al momento de adquirir un nuevo smartphone, la mayoría de las personas se concentra en aspectos como la duración de la batería, el tamaño de la pantalla y el número de cámaras integradas. No obstante, hay otros factores que también merecen ser tenidos en cuenta.
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Entre ellos, se destaca el tipo de puerto de carga que utiliza el dispositivo, dado que, aunque la mayoría de los teléfonos modernos están equipados con puertos USB-C, todavía hay algunas marcas que optan por incluir puertos micro USB en sus modelos.
Diferencias entre micro USB y USB-C:
El micro USB, introducido en 2007, representa un estándar de conexión comúnmente empleado en diversos dispositivos electrónicos para la carga de energía y la transferencia de datos. Esta tecnología ganó popularidad con el tiempo, siendo adoptada por numerosas marcas en smartphones, tablets, cámaras digitales y otros dispositivos, y aún se encuentra presente en algunos equipos hasta la fecha.
Por otro lado, el puerto USB-C, lanzado en 2014, se destaca como una evolución superior al micro USB. Una de sus características principales es su versatilidad, ya que, a diferencia de sus predecesores, el conector puede insertarse en el dispositivo en cualquier orientación. Esta innovación llevó a muchos fabricantes, incluido Apple, a adoptarlo en sus dispositivos móviles, en parte como respuesta a regulaciones de la Unión Europea.
Ventajas del USB-C sobre el micro USB:
Si estás considerando comprar un nuevo teléfono, es crucial tener en cuenta el tipo de puerto de carga que utiliza. Aunque la mayoría de los smartphones Android vienen equipados con el moderno USB-C, todavía es posible encontrarse con dispositivos, especialmente en la gama de entrada, que utilizan el antiguo micro USB. Sin embargo, optar por estos modelos más económicos podría no ser la mejor decisión. Aquí te explicamos por qué.
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Según informa AndroidPhoria, la diferencia en rendimiento entre ambas tecnologías es considerable. Mientras que un cable micro USB ofrece una velocidad de transferencia de datos de hasta 480 Mbps, un cable estándar USB-C puede alcanzar velocidades de hasta 5 Gbps.
Además, existen variantes de USB-C que son capaces de manejar velocidades incluso más altas, llegando a 10, 20 y 40 Gbps. Esta diferencia se traduce en una transferencia de archivos significativamente más rápida con un cable USB-C, lo que resulta especialmente útil al mover archivos grandes como videos.
En cuanto a la carga, los cables USB-C también sobresalen, ya que pueden soportar hasta 100 W de potencia, en comparación con los 9 W que puede manejar un cable micro USB. Esta capacidad permite una carga más rápida y eficiente, lo que significa menos tiempo de espera para recargar tu dispositivo.