La resistencia a la insulina es una condición en la que las células de los músculos, grasa e hígado no responden de manera adecuada a esta hormona y no pueden utilizar adecuadamente la glucosa de la sangre. En consecuencia, el páncreas fabrica más insulina para ayudar a que la glucosa ingrese a las células y pueda mantener sus niveles normales en sangre. Con el tiempo, el páncreas no puede continuar con esta producción elevada, dando lugar a la prediabetes y, en algunos casos, a la diabetes mellitus.
Por lo general, esta condición no produce síntomas, pero en algunas personas puede observarse exceso de pigmentación a nivel del cuello, axilas y pliegues de la piel. A esto se le denomina acantosis nigricans.
Síntomas
La resistencia a la insulina y la prediabetes usualmente no presentan síntomas. Algunas personas con prediabetes pueden tener la piel oscurecida en la axila o en la parte posterior y lados del cuello, una afección llamada acantosis nigricans. Muchos crecimientos pequeños de la piel llamados papilomas cutáneos a menudo aparecen en estas mismas áreas.
A pesar de que los niveles de glucosa en la sangre no son lo suficientemente altos como para causar síntomas en la mayoría de las personas, algunos estudios de han mostrado que algunas personas con prediabetes podrían ya tener cambios tempranos en los ojos que pueden conducir a la retinopatía . Este problema ocurre con más frecuencia en personas con diabetes.
¿Cómo se diagnostica?
Una de las principales formas de detectar la resistencia a la insulina es mediante el hallazgo de niveles elevados de esta hormona en un análisis de sangre; aunque esto no es concluyente, ya que encontrarlos normales no la descarta. Además, se buscan evidencias de obesidad abdominal y niveles elevados de triglicéridos. Estos signos constituyen indicadores de resistencia a la insulina.
El tratamiento consiste en la adopción de estilos de vida saludables y la pérdida de peso en los casos que la requieran. Para lograrlo, el paciente debe abandonar los malos hábitos, como el sedentarismo, las dietas hipercalóricas ricas en grasa saturada y alimentos con alto contenido de carbohidratos. Algunos medicamentos también pueden reducir la resistencia a la insulina y pueden ser indicados por el médico en los casos en los que sea necesario.
La resistencia a la insulina puede desencadenar diversos problemas de salud, como prediabetes, diabetes mellitus tipo 2, hígado graso, síndrome de ovarios poliquísticos, diabetes gestacional, hipertensión arterial, alteraciones del colesterol y triglicéridos. También produce mayor riesgo de infarto cardiaco y cerebral, nacimiento de bebés con peso elevado y mayor riesgo de algunos tipos de cáncer, entre otros. Prevenir estos males está en nuestras manos.
Prevención
La resistencia a la insulina se previene adoptando un estilo de vida saludable, es decir, con la práctica regular de ejercicios cardiovasculares o aeróbicos, como mínimo durante 30 minutos 5 veces a la semana y con dos o tres sesiones semanales de ejercicios de fuerza, siempre y cuando no exista ninguna contraindicación. También es importante conservar un peso adecuado y tener una alimentación balanceada, sin carbohidratos refinados, rica en fibra y con la cantidad de calorías conveniente para cada caso.
La doctora recomienda consumir cereales integrales, granos enteros y legumbres como fuente de carbohidratos, los cuales no deben sobrepasar una cuarta parte del plato. Se deben acompañar con una porción similar de carne magra cocinada. La otra mitad del plato debe estar compuesta por verduras crudas que incluyan hojas verdes de preferencia. La fruta se debe consumir con moderación, evitando jugos y extractos.