Las demandas y la presión en el entorno laboral cada vez son mayores, largas jornadas de trabajo, la dificultad para conciliar la vida laboral y familiar, la incertidumbre por el puesto de trabajo etc. Todos estos factores incrementan el riesgo de sufrir estrés.
Identifica. Anota en un papel, durante una o dos semanas, qué situaciones te crean más estrés y cómo sueles actuar en estas situaciones. Registra tus pensamientos, sentimientos e información sobre el ambiente, incluyendo las personas y circunstancias.
Respuestas saludables. En vez de intentar combatir el estrés con alcohol o comida rápida, escoge opciones saludables, como relajarte o hacer ejercicio cuando notes que te estás estresando. En general, el ejercicio físico regular es un buen liberador de estrés.
Pon límites. Con el uso de las nuevas tecnologías, es fácil sentirse angustiado ante la posibilidad de estar disponible las 24 horas del día. Es importante que establezcas algunos límites entre el tiempo de trabajo y tu vida personal.
Descansa. Toma un mínimo de tiempo para recuperarte y volver al nivel de rendimiento anterior al estrés. Para eso debes desconectarte de la actividad laboral.
Datos
* Entabla una conversación directa y abierta con tu jefe. El propósito no es presentar un listado de quejas, sino exponer un plan que ayude a reducir el estrés de las situaciones que hayas identificado y así realizar bien tu trabajo.