¿Eres fanático del café? Pues te tenemos algunas noticias: la primera, que beber una taza de café al día podría alterar el volumen de materia gris del cerebro, según un nuevo estudio publicado en la revista Cerebral Cortex.
La otra es que, sorprendentemente, los autores del estudio hecho en la Universidad de Oxford también descubrieron que el consumo de cafeína no parece tener ningún efecto sobre la calidad del sueño, lo que contradice una creencia común sobre el popular psicoestimulante.
La materia gris suele ser la capa más externa del cerebro y está formada por los cuerpos celulares de las neuronas, también conocidos como soma. La materia blanca, por su parte, está formada por las ramas de conexión que unen a las neuronas, a lo largo de las cuales se transmiten las señales eléctricas.
La idea de que tu americano o capuccino matutino altere la estructura de tu materia gris puede sonar bastante alarmante, pero los investigadores se empeñan en señalar que estos cambios parecen ser temporales, y que solo diez días de abstinencia de cafeína son suficientes para revertir este efecto.
“Nuestros resultados no significan necesariamente que el consumo de cafeína tenga un impacto negativo en el cerebro”, explicó la doctora Carolin Reichert, autora del estudio, en un comunicado. “Pero el consumo diario de cafeína afecta evidentemente a nuestro hardware cognitivo, lo que en sí mismo debería dar lugar a más estudios”.
Para llevar a cabo su experimento, los investigadores reclutaron a 20 voluntarios sanos, todos ellos consumidores diarios de café. Durante un periodo de diez días, se indicó a los participantes que tomaran tres cápsulas de cafeína de 150 miligramos al día, absteniéndose de cualquier otra fuente de cafeína. Este protocolo se repitió durante otros 10 días, en los que los participantes recibieron pastillas de placebo. Al final de cada bloque de 10 días, los autores del estudio escanearon los cerebros de los participantes mediante imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf), al tiempo que medían su actividad cerebral mientras dormían. Los resultados indicaron que los volúmenes de materia gris disminuían tras el consumo habitual de cafeína, pero aumentaban tras 10 días de abstinencia.
Estos efectos fueron especialmente notables en el lóbulo temporal medial derecho, que contiene estructuras clave como el hipocampo, el parahipocampo y la circunvolución fusiforme, y está asociado a la función de la memoria. Para analizar el impacto de estos cambios, los investigadores pidieron a los participantes que completaran una serie de tareas de memoria de trabajo y descubrieron que, en general, rendían mejor después de abstenerse de consumir cafeína durante diez días que después de consumirla.
De forma un tanto sorprendente, los investigadores también observaron que la actividad de ondas lentas (SWA) durante el sueño no se vio afectada en absoluto ni por el consumo de cafeína ni por los cambios en el volumen de materia gris. Esto fue una sorpresa, dado que muchas personas informan de un sueño interrumpido después de ingerir cafeína.
Por ello, los autores del estudio esperaban encontrar una correlación entre la alteración de la materia gris y el SWA tras el consumo regular de cafeína. Según su artículo, se sabe que la cafeína incrementa la actividad neuronal durante las horas de vigilia, aumentando así las exigencias energéticas de las neuronas. Durante el sueño, el SWA permite que estas neuronas se recuperen de sus esfuerzos diarios, lo que ha llevado a los científicos a suponer que el consumo de cafeína y el SWA deben estar relacionados de alguna manera.
Sin embargo, tras analizar sus resultados, los autores del estudio concluyeron que “los datos no sugieren una relación entre la profundidad del sueño durante la ingesta diaria de cafeína y los cambios en la morfología del cerebro”.