Buena pregunta que se contextúa en las siguientes preguntas necesarias para comprender con realismo la situación del electorado peruano.
Es increíble, pero real, vivir en una sociedad donde querer ser presidente o congresista, es, más que una vocación de servicio, una suerte de codicia, angurria.
La democracia no necesariamente se expresa teniendo 24 agrupaciones políticas en la palestra electoral peruana. ¡No! Ni teniendo 25 soñadores que quieren ser presidentes del Perú. ¡No! La democracia sólida en una sociedad se expresa en justicia, tolerancia, equidad, bienestar, felicidad, pluralidad o buena práctica del respeto a la diversidad y con la presencia de organizaciones políticas (partidos) que garanticen profesionalismo, liderazgo y ética en su accionar.
El 11 de abril 2021 decidiremos con nuestros votos quién es el nuevo presidente y dos vicepresidentes, asimismo 130 nuevos congresistas. Nos preguntamos:
¿Efectivizamos nuestro propio objetivo, como electores?
¿Tenemos interés en política los electores?
¿Tenemos las ideas, los criterios claros para decidir nuestro voto?
¿Tenemos el conocimiento debido sobre desarrollo humano y cuáles son los principales problemas del Perú profundo?
Estimados electores, quienes no asumimos como ciudadanos responsables, reflexionar y darnos respuestas a estas preguntas, estamos condenados a que la historia se repita:
1. Quejarnos o lloriquear por haber elegido a malos gobernantes.
2. No prestar atención a la demagogia y mentiras en las promesas de tanto mal candidato.
3. Dejarnos embaucar por dádivas indignantes que denigran nuestra condición humana (bolsitas con comida, politos, llaveritos, etc.).
4. Ofertas de trabajo sin sustento.
5. En fin, tanta miseria humana expresada en estas campañas electorales.
Estamos alertados, no queremos cierre de Congreso, no queremos vacancias de presidente. Queremos con nuestro voto consciente y responsable tener los gobernantes que el Perú se merece y no ser cómplices de malos sujetos que por culpa nuestra llegan al poder. Reflexionemos: No queremos populismos estériles ni vendedores de promesas inalcanzables por un sistema que se asfixia y genera miseria. Elijamos a quien responsablemente nos presenta un programa viable-eficaz-eficiente, con rostro humano.