Parafraseo este refrán, “y dale la mula con el maizal”, tan usado por nuestros campesinos, para poner de manifiesto el hartazgo que produce el congresista Omar Chehade Moya (APP), presidente de la Comisión de Constitución del Congreso, al querer meter por la ventana la reforma constitucional para volver al bicameralismo creando la cámara de senadores, fijando diciembre como fecha de la primera aprobación de la reforma mencionada, esperando la aprobación final el 2021, para que el 2022 los desocupados de setiembre 2019 y los futuros de abril 2021 regresen a sus gollerías.

Eso sería como un regalo de navidad, para él y para aquellos que medran y viven de la política peruana. A la postura oportunista y ambiciosa de Chehade, ya el pueblo peruano en referéndum pasado se pronunció por la no al Senado.

Esta torpeza de reforma constitucional está a todas luces dirigida y pensada para saciar apetitos personales de poder, antes que pensada en el bien común de los peruanos, más aún en este tiempo de pandemia en que la pobreza y el hambre son amenazas en el territorio nacional.

No es que el bicameralismo de por sí sea nocivo políticamente, el problema es la no oportunidad para propiciar esta reforma constitucional, por un Congreso que fue elegido para completar una legislatura ordinaria del parlamento disuelto y no para devenir en un Poder Constituyente derivado; siendo más grave todavía que dicha reforma no estaba en el Plan de Gobierno de Alianza para el Progreso, partido al cual representa Chehade, ni en ninguno de los planes de gobierno de los congresistas suplementarios.

No pretendamos hacer parches o remiendos a la Constitución. Miremos lo que ocurre en el país austral. No es tiempo de experimentos constitucionales. Que el congresista Chehade y sobre todo el pleno del Congreso reflexionen para no incurrir en la terquedad del refrán destruyendo el maizal, ergo la democracia peruana.