Al hablar de hábitos, nos remontamos a toda una vida, incluso sin percibir que ya los tenemos. Estos son un proceso casi automático, instaurado en nuestro cerebro, como cuando nos dicen “porque no te olvidas de almorzar, o cenar, o de lavarte los dientes, o de vestirte”. Sin embargo, han debido pasar varios años para que se construya ese comportamiento.
¿Qué hábitos favorables has construido en los últimos tiempos? Quizá, el inicio de año te lleve a pensar y tomar decisiones para cambiar y ser otra persona. Es magnífico; pero, hacerlo suena difícil ¿verdad? Más aún porque nuestro cerebro, que es el órgano responsable por nuestro comportamiento, ya tiene formas automáticas de hacer algunas cosas (rutinas; y, por tanto, evita todo derroche de energía extra. Le cuesta más adaptarse y la ley del menor esfuerzo quiere permanecer. Está en aquella “zona de confort” y el cerebro se niega a salir de allí; pero, cuando lo haces, todo cambia.
Lo más importante es empezar, dando cada paso planificado. A nivel cognitivo, sentirás que empiezas a tener mayor flexibilidad, decisión y motivación; e incluso la confianza irá aumentando. Conforme pasen los días, y esa nueva acción se vaya repitiendo, irás aprendiendo y creciendo en habilidades.
En su libro “Hábitos Atómicos”, James Clear recomienda enfocarse en la mejora de tan solo 1% al día, con el tiempo irá multiplicándose y verás resultados increíbles. Además, asegura que nuestra vida es un reflejo de nuestros hábitos. Y logramos aquello que constantemente repetimos.
Menciona dos cosas importantes: hazlo sencillo y hazlo agradable. Por ejemplo, si deseas empezar a leer más. Hazlo sencillo: empieza por un tema que te apasione, y no tan extenso. Trázate objetivos, para empezar a leerlo tómate 10 minutos al día; empieza, coloca el libro en un lugar visible a modo de recordatorio. Si deseas ser más específico, establece un horario y une comportamientos, por ejemplo, antes de almorzar lee 10 hojas. Hazlo satisfactorio: luego de tu lectura recibirás una recompensa inmediata, tu almuerzo.
Si aparecen pensamientos como: “¡Que flojera!” solo toma el libro y di leeré una hoja o dos, y verás como terminarás leyendo todo el capítulo. Este es otro principio del cerebro: le gusta terminar la mayor cantidad de actividades que empieza. Al siguiente día, haz lo mismo y así sucesivamente. Si algún día no puedes, no hay problema; solo asegúrate de que no pasen dos días así; de lo contrario, volverás a caer en tus hábitos antiguos y ellos persistirán; pero, la decisión de mejorar ya la tomaste.