El supuesto magnate exitoso del campo inmobiliario llegó con declaraciones de bancarrota de algunas de sus empresas, como hoteles y casinos, declarados en quiebra para buscar protección legal de sus acreedores, de acuerdo al Capitulo 11 del Código Federal de Bancarrotas; es entonces controversial lo de “exitoso”.
Elegido como candidato, enfrentó a Hillary Clinton a quien ganó finalmente con el voto electoral pero perdiendo por casi 3 millones del voto popular. El republicano no pudo cumplir su promesa de que EE.UU. lograría la cura del cáncer y sida, tampoco la llegada de un cosmonauta estadounidense a Marte ni promulgar límites a los mandatos de los congresistas.
Dijo que el muro fronterizo sería pagado por México, lo que no sucedió, y que construiría 450 millas de muro, siendo en realidad mucho menos las levantadas, ya que la mayoría fueron el reemplazo de mallas viejas o en mal estado.
Dividió al país e incrementó los conflictos raciales y la discriminación, así como empoderó a los grupos supremacistas imponiendo la incertidumbre, el temor y el miedo en la población indocumentada con las redadas y la intervención de las agencias gubernamentales.
Marcó su administración por el aislacionismo y proteccionismo retirándose del acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica. Asimismo, subió los aranceles a las importaciones de China en su guerra comercial con el gigante asiático, lo acusó de espionaje comercial y prácticas desleales.
Twitter fue su megáfono favorito para despedir a sus incondicionales cuando no accedían a sus deseos y voluntad y ya no eran “maravillosos” ni “magníficos”.
Intentó convencer -o presionar- al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, para conseguir pruebas e investigar a Hunter, el hijo de Biden, a cambio de quid pro quo de asistencia económica para Ucrania que estaba o se mantenía estancada.