Aunque es cierto que Piura ha pasado por muchas crisis y estas no son en sí una novedad, no podemos dejar que esa apatía frente a la desgracia se transforme en nuestra actitud más básica. Ello nos conduce al descuido, a la improvisación, la indolencia y, en el peor caso, al incremento de las defunciones.
En las últimas semanas, se ha advertido acerca de la segunda ola y el riesgo de que podamos llegar a una situación incontrolable que tendría serias consecuencias sociales y económicas. A pesar de ello, se han registrado casos de renuentes a aceptar las nuevas condiciones impuestas por el Gobierno por efecto del aumento de casos de coronavirus en todo el país y en Piura en particular. Algunos locales siguen organizando fiestas y reuniones en las que no se usa mascarilla, no se guardan las distancias mínimas y la gente hace fiesta como si el mundo se fuera a acabar. Las autoridades policiales y del serenazgo también parecen dominadas por el desánimo y no ponen orden en casa. ¿Qué hacer? Debemos cumplir las normas. Las autoridades deben actuar para hacer respetar la ley. Nuestra región ha pasado por varias crisis importantes: El Niño, el dengue, la falta de agua y el coronavirus, pero ello no quiere decir que debemos habituarnos a las crisis y tomarlas sin ninguna cautela; debemos enfrentarlas con responsabilidad, con respeto por la vida propia y ajena.
La pandemia no es un juego ni un invento. El coronavirus es real y mata indiscriminadamente: aquí y allá, las cifras de fallecidos se multiplican, la cantidad de contagiados se vuelve inmanejable para los médicos y la economía se cae a pedazos mientras se ensayan vacunas que nos permitan regresar poco a poco a la normalidad (una normalidad que, sabemos, no se parecerá a la de los tiempos pretéritos, pues todo ha cambiado de manera profunda). Tenemos un sistema de salud históricamente deficiente, y no podemos ser parte del problema, un agravante más de esta crisis. Pensemos en nuestras familias y en nosotros mismos. Que no se repitan más escenas como las de los últimos días, con la gran cantidad de detenidos por violar las normas y, sobre todo, con la enorme cifra de familias enlutadas, divididas por la muerte. Ayudemos a contener el avance del virus.











