Los temas importantes del debate electoral son dos: uno es el rol que le corresponde cumplir al Estado en el futuro inmediato y otro es establecer si hay necesidad de ir a una Asamblea Constituyente para darle al país una nueva carta magna. Ambos temas son especialmente polémicos sobre los cuales ya se ha dicho y escrito mucho a lo largo de la historia de la civilización. Encontramos por ejemplo que Lenin, en el año 1917, escribía en una carta dirigida al Comité Central Bolchevique: “Nuestro partido por sí solo, con la toma del poder, puede asegurar la convocatoria de la Asamblea Constituyente. Esto ocurrirá cuando se acuse a los otros partidos de obstrucción y sea posible sostener estas acusaciones”. Planteamiento que cien años después parece inspirar la mente de algunos líderes políticos en el mundo moderno.
Con la propuesta de introducir en el Perú del año 2021 un modelo de estado empresario -como lo sugirió la candidata de Perú Libre, Dina Boluarte, en un programa de la televisión nacional al señalar que el Estado bien podría encargarse de la explotación de los recursos mineros- también existen abundantes experiencias en el Perú cuyos resultados no fueron del todo beneficiosos para el pueblo, como sucedió con el Estatuto del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada que fracasó en todas sus aventuras empresariales. Esto es historia contemporánea que las generaciones jóvenes no conocen.
Lo que necesitamos es un Estado promotor que preste asesoría técnica y apoyo financiero al pueblo alentando la iniciativa privada en todos los rubros y en todos los espacios de la pirámide social procurando también conseguir la integración entre los distintos factores que intervienen en el fenómeno productivo.
No necesitamos un Estado que sea esencialmente proteccionista y solo dispensador de bienes. Un “Ogro Filantrópico” como lo llamó el gran escritor mexicano Octavio Paz. En nuestra patria el Estado debe estar asentado sobre leyes modernas tuitivas de la vida, la salud, la educación, la cultura y la economía de todos los peruanos por igual. Entonces habrá que revisar toda la legislación vigente apenas se instale el nuevo Congreso, sobre todo las denominadas “Leyes Orgánicas” y algunos códigos obsoletos, para adecuarlos a las necesidades de toda la población.