La promesa del gobernador regional: “vamos a investigar” (la denuncia del congresita Edward Zárate de presunta discriminación en la atención a los mayores de 65 en el hospital Santa Rosa), más parece un argumento para salir del paso, durante el incómodo interpelatorio al que se le sometió el último viernes en el Congreso, que una real intención de enmendar errores.
Ofrecer una investigación pero al mismo tiempo adelantarse a descartar que haya discriminación por edad en la atención a pacientes COVID, deja al descubierto la poca voluntad de transparentar su gestión. Significa que no podemos esperar mucho de aquellas investigaciones en que la propia gente del partido gobernante investiga a su gente, con predecibles resultados.
No es poca cosa lo denunciado por el parlamentario.
El legislador basa su preocupación no en lo que alguien le contó sino en la respuesta que uno de los propios médicos del nosocomio le dio, confirmando que en el hospital Santa Rosa, exclusivo para casos COVID, un paciente de 35 años es prioridad respecto a uno de 65. ¿Por qué? Según el médico, “hay que priorizar a quien tiene un proyecto de vida largo”. ¿Donde quedó el juramento hipocrático?
Sin embargo, cuando las autoridades del hospital o de la Diresa dan declaraciones públicas siempre están diciendo que aún hay cupos libres en el nosocomio.
¿En serio cree nuestra máxima autoridad regional que es suficiente con negar o anunciar una de esas “investigaciones” a las que ya nos tiene acostumbrados como la del caso del hospital Señor Cautivo en que se habría beneficiado a un privado, la anulación de compra de 31 ventiladores para el hospital Santa Rosa o la compra de mascarillas de tela de dudosa calidad? Al haberse hecho público el caso de presunta discriminación por edad, en sesión oficial de una Comisión del Parlamento, no entendemos ¿qué espera Susalud e incluso al Ministerio Público, para actuar de oficio ante tamaño atentado a la salud de los piuranos? Y es que, como señala el congresista, prácticamente se está negando el derecho a la atención médica (y a la vida), solo por ser adulto.
Esta es solo una parte de la cruda realidad, de la forma cómo se lleva a cabo el combate contra el coronavirus en la región; y de la que el premier y los ministros que llegan de visita se enterarían si visitaran los hospitales.