“La vida está llena de obstáculos y desafíos” dice una expresión conocida, que parece hubiera sido hecha para describir la realidad a la que continuamente nos enfrentamos los piuranos.
Y es que a pesar de ser una tierra rica en recursos, pareciera que siempre estamos en una pendiente cuesta arriba, con una carga muy pesada a nuestras espaldas: desastres climáticos, deficiente infraestructura vial, de escuelas y hospitales; vulnerabilidad al no contar con diques ni defensas; corrupción, enfermedades endémicas, altos índices de anemia y para colmo una pandemia. Unido a esto, el lastre de la ineficiencia lo paraliza todo.
Ante un panorama así, hay dos opciones: dejas pasar las cosas y te haces el que no ves lo que sucede y actúas con indiferencia; o te comprometes y ejerces una fuerza de cambio.
El 29 de octubre participé en la presentación del Colectivo Regional Ciudadano de Piura, y percibí que “no hay mal que por bien no venga”, que los golpes de la naturaleza y sobre todo los que asestan las autoridades indiferentes, han impulsado a grupos de colectivos a salir al frente y a trabajar unidos. Pero este acto con olor a gesta, no se inició ayer, soy testigo de múltiples reuniones en Piura y descentralizadas, foros con especialistas, manifestaciones acompañadas con pliegos de pedidos, los que fueron generando el diálogo entre los representantes de los diversos territorios de Piura, Alto, Medio, Bajo Piura y Sechura.
A los colectivos territoriales y a las organizaciones sociales, aunque nos mueven problemáticas específicas, nos une la ansiada Reconstrucción y el proyecto más importante, que es la solución integral y control del río Piura en toda la cuenca y en todos sus componentes, desde los páramos hasta la salida del río, y el drenaje pluvial, que dependen de los estudios definitivos y es lo que se viene demandando a la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC).
El Colectivo Regional se presentó pronunciamiento en mano, porque el tiempo apremia y hay que dar a conocer las justas demandas. Una de ellas es que las autoridades nacionales aprendan a ser convocantes y que en el comité consultivo de la ARCC se incorpore a representantes de la sociedad civil, agrupados ahora en el Colectivo Regional Ciudadano, a los alcaldes provinciales de la cuenca y a piuranos de reconocida capacidad profesional.
El trabajo que queda por delante es de largo aliento, pero la pendiente cuesta arriba se siente menos cuando trabajamos en equipo de forma integrada por los intereses de Piura, ejerciendo vigilancia e incidencia social, sin camiseta de colores políticos.