En tiempos de pandemia, el Perú está en los ojos del mundo. Y no precisamente por haber ganado la copa mundial de fútbol; por un invento, ni mucho menos por descubrir la vacuna contra el Covid-19.
Deplorable y preocupante para nosotros los peruanos es que somos el mal ejemplo de la desobediencia y la informalidad.
El jueves último, el gobernador de Florida (EE.UU.) puso de modelo a nuestro país para no volver ellos a la cuarentena.
“No funciona”, dijo desplegando con irreverencia los datos escalofriantes de fallecidos en nuestro país, que sobrepasan, hace rato, los 52 mil peruanos según el Sinadef; además de 663 mil infectados.
Récord mundial de mortandad que ningún favor nos hace como nación y sociedad.
El manejo de la pandemia en Perú también es objeto de estudio. El psicólogo Jorge Yamamoto asegura que todo lo que nos pasa tiene que ver con la falta de valores cívicos.
“Nuestra naturaleza es encontrar siempre justificación para trasgredir las normas”, afirma.
Algo tenemos que hacer para revertir esta mala imagen de que la felicidad se alcanza solo juergueando, vilando la ley o alentando el caos de la informalidad.