Es lamentable e inaceptable que algunos piuranos en lugar de acatar los llamados a la calma y a la solidaridad, así como al autoaislamiento limitando lo más que se pueda las salidas de casa, insistan en volcarse a los supermercados a comprar compulsivamente, enormes cantidades de productos, ante el infundado temor de que la pandemia generará escasez.
Si bien es entendible el temor, es urgente recuperar la calma porque la necesitamos para paliar la epidemia el tiempo que sea necesario. Ese clima de optimismo, unidad y solidaridad con que los piuranos ya hemos superado emergencias similares como las de los fenómenos El Niño o la epidemia del dengue, dificilmente lo vamos a conseguir acaparando o llevándonos a casa cantidades astronómicas de alimentos, papel o jabones. Lo que sí podemos conseguir con estas actitudes es repetir la triste realidad de países como Italia, que aceleraron la propagación de la pandemia al subestimarla.
No pensar en los otros, ni en los que están en mayor riesgo ni en los que solo pueden comprar productos en el día a día, lo único que logra es generar sicosis que podría tornarse inmanejable. Abarrotar mercados o supermercados para comprar indiscrimidamanete no solo raya con lo inmoral, también con lo delictivo porque genera especulación, incremento de precios y el riesgo de contagio es mayor por la aglomeración de personas. Es de esperar medidas inmediatas y sanciones drásticas por parte de Indecopi en caso de detectar empresas o individuos que intentan lucrar con el temor o irresponsabilidad de la gente.
Si queremos ganar tiempo y reducir al mínimo la propagación, como lo han conseguido China y Corea del Sur, es de vital importancia la disciplina social. Las medidas adoptadas por el Gobierno Central, municipalidades, sector privado, Salud, etc. solo funcionarán si los ciudadanos asumimos el compromiso cívico de no contagiarnos ni contagiar (si ya lo estamos conciente o inconcientemente) a otras personas, especialmente a los adultos mayores o que padecen enfermedades crónicas, para quienes el efecto del virus podría ser fatal; y, por supuesto, a los técnicos, enfermeros, médicos, los héroes a los que más debemos cuidar en estas circunstancias. Literalmente, detener la pandemia está en las manos limpias de los piuranos.