Hace unos días la titular del Proyecto Subsectorial de Irrigación (PSI) pidió disculpas a los piuranos por no haber invertido más de 20 millones en rehabilitación de canales. En Educación pasa lo mismo, luego de tres años, solo se ha invertido 6% del presupuesto destinado a reconstruir colegios.
En Piura solo 23 locales escolares fueron rehabilitados de los 513 en mal estado. En Salud, tras la aparición de la difteria nos enteramos que se ha vacunado a solo el 33% de la población vulnerable de Piura. Más de 33 mil niños están en riesgo… y así podemos enumerar más resultados desalentadores en cuanto a gasto e inversión pública, pues el dinero, en vez de utilizarse para mejorar la calidad de vida de las personas, sigue guardado o se devuelve al ME. ¿Culpa del Covid-19?
El mismo camino sigue la reconstrucción; después de tres años, no alza vuelo como debería a pesar de todas las promesas y partidas económicas aprobadas. ¿A qué se debe tanta ineficiencia?
Muchos coinciden en la incapacidad de quienes tienen la tarea de invertir, otros al burocratismo y muchos más a la corrupción. Como siempre, los más perjudicados siguen siendo los ciudadanos.