Lo que exhibe por estos días una facción de la sociedad peruana a consecuencia de la polarización de la campaña política es motivo de análisis psicológico y sociológico, pues a pesar de las advertencias y riesgos de un gobierno socialista-comunista y sus políticas restrictivas, autoritarias y totalitarias, muchos insisten en caminar
hacia el despeñadero casi con fanatismo sectario.
Ni la experiencia visual de los venezolanos mendigando en las esquinas o la crisis de los cubanos los convence de lo contrario. Tampoco los llaman a reflexión las advertencias de especialista y menos el alza del dólar, el pollo y los combustibles. Pareciera que los conflictos emocionales y el odio hacia la derecha y al fujimorismo están por encima de su propio dolor y autodestrucción.
El economista Juan José Marthans insiste en advertir que las propuestas de Pedro Castillo no han dado resultado en ninguna parte del mundo. Es más, pareciera que el candidato del lápiz está en contra del pueblo porque, según los economistas, implantar sus propuestas solo generará escasez, inflación y pobreza en el país, igual como hoy lo sufren los países de régimen socialista.