Elogiable la participación ciudadana en esta segunda vuelta. A diferencia del 11 de abril, ayer los peruanos “asaltaron” los centros de votación aquí y en el extranjero. Pocas mesas de sufragio se quedaron rezagas; un 90% se abrieron a tiempo y los miembros de mesa cumplieron con sensatez y disciplina su tarea.
Sin embargo, la gran lección de responsabilidad y civismo nos la dieron los adultos mayores. Era conmovedor ver a nuestros ancianos llegar a sus mesas de sufragio incluso con su balón de oxígeno, en sillas de ruedas o cargados por personal militar para cumplir con un deber al que no están obligados, todo por defender la democracia, aun bajo el riesgo del coronavirus. La ONPE y el JNE se jugaron su partido aparte y cumplieron bien su labor.
Los resultados han sido ajustados, casi un empate técnico, por lo que el ganador de esta contienda electoral está obligado no solo a gobernar para sus adeptos y simpatizantes sino que tiene una misión mucho más importante y
transcendente: unir a los peruanos y atender las demandas que desde hace décadas “mendigan” los pobladores más humildes del Perú. La tarea recién empieza.