Al ritmo en que se está manipulando la economía podría llevarnos a una desagradable existencia a los peruanos en los próximos años.
Los economistas coinciden en que el Perú está agotando sus últimas reservas que logró amasar durante los mejores años de éxito macroeconómico; pues la pandemia y ahora el populismo desbocado del gobierno castillista están despilfarrando con descaro e irresponsabilidad los últimos ahorros.
Y es que a los gastos indiscriminados en bonos para “tranquilizar a la masa”, o la movilización del avión presidencial; o las asambleas descentralizadas del consejo de ministros y demás “dádivas”, ahora se suma el “regalo” de US$ mil millones a PetroPerú, culpable del alza y desabastecimiento de combustibles en el país.
Repartir dinero para Castillo resulta estratégico. Es mejor entregar casi cuatro mil millones de soles a la petrolera (sin un diagnóstico técnico) antes que se agite el avispero y las masas salgan a las calles a pedir cuentas. Aun así, para los analistas es solo un paliativo pues las deudas se siguen acumulando y el desembalse, en algún momento, será inevitable y será el peruano el que pague las consecuencias de la fiesta de hoy.
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