La hipótesis cognitiva del aprendizaje escolar de los 1960 era mecanicista. Suponía que si un alumno adquiría los conocimientos que proporcionaba cierto currículo y aprobaba las evaluaciones de suficiencia académica que de él se derivaban podía considerarse apto para desenvolverse como ciudadano y profesional. Pero ese anclaje con ciertos
conocimientos y modelos curriculares ya no son pertinentes para un mundo que demanda de las personas calificaciones
personales que estén ancladas en el perfil propio de cada estudiante más que en un estándar igualador para todos. Es decir, migrar del foco en el currículo por el foco en las personas.
Esta transformación que es persona-centrada que se interesa por saber cómo son las personas, cómo se desarrollan, cómo se van a comportar en el mundo y qué habilidades va a aportar, ponen mucho peso en el carácter individual de cada persona, dejando el currículo para un rol secundario. Por ahora el Aprendizaje Basado en Proyectos o Problemas es el lenguaje de esa transformación y paulatinamente los era el Design Thinking y otros.
El currículo lineal, segmentado, predecible, mecanicista ya no sirve para estos tiempos. Todas las reformas
educativas de los últimos 30 años tienen en común haberse equivocado, son reformas de suma cero que nos mantienen en el mismo lugar de partida, porque se han concentrado en intentar reformas modificando el currículo -que siempre viene atado con las pruebas de evaluación estandarizadas en literacidad, números, PISA, ,- habiendo tantos otros componente del sistema educativo que son relevantes pero los gobiernos no los tocan.
Se publican resultados de las pruebas, se capacita profesores, se capacita directores para que controlen mejor los
resultados escolares, se aumentan los presupuestos, pero por ningún lado se habla de cambiar el currículo y enfocarse en los estudiantes. Pero, a menos que se cambie el rol de los estudiantes como protagonistas del aprendizaje, nada cambiará.
Hay que reconocer que los niños son exploradores y aprendices por naturaleza, son diversos, son seres intencionales
que actúan en función de sus propósitos.
Necesitamos que esos aprendices no se vean frenados por las fronteras del currículo prescrito.
La mayoría de los académicos y funcionarios educativos y editoriales no están interesados en sumarse al esfuerzo del cambio de paradigmas porque les mueve totalmente el piso y por su parte los gobernantes no están listos para cambiar. Les resulta muy duro el giro de salirse de la obsesión por medir los resultados de lo que se enseña en las diversas áreas académicas hacia hacer un perfil por alumno y medir resultados en cuanto a logros en autonomía, unicidad, pasión por aprender, creatividad, mentalidad emprendedora.