¿Qué hubiera pasado si Pedro Castillo no le inyecta a Petroperú, algo más de 2 mil millones de dólares para mantenerla respirando en UCI? La respuesta para los analistas es unánime: vendría el caos, la especulación y el alza incontrolable de combustibles en el país.
La petrolera peruana hoy en agonía tiene el 49% de participación en el mercado de los combustibles en el país. Si dejara de operar sencillamente se desencadenaría la especulación y el incremento de precios, lo que llevaría al alza en cadena de los alimentos, fletes, pasajes, etc. Y eso, no le conviene al hoy tambaleante gobierno de Castillo, cuya desaprobación supera el 65%, debido a su incapacidad para gobernar y por los supuestos indicios de corrupción que lo envuelve.
La plata que se gasta en ese “muerto viviente” es dinero de los contribuyentes que difícilmente será recuperable. Lo incierto es que a pesar de todo ese dinero (que pudo utilizarse para construir hospitales y colegios) no se sabe si Petroperú saldrá de UCI. Los más optimistas creen que el dinero no es suficiente si a esta institución se le sigue manoseando políticamente y manteniendo a advenedizos e incompetentes.