Por Manuel Antonio Rosas Córdova, abogado
Es tarea difícil escribir unas palabras sobre un personaje que vivió poco, tuvo sueños de convertirse en un gran líder político, afinó su imaginación escribiendo cuentos y especialmente amó mucho a su pueblo, pero que el día menos esperado se fue. Percy Luber Ipanaqué Navarro acaba de partir a la eternidad en un momento impensado cuando su lucha social, en el ejercicio de su profesión de abogado, lo había convertido en todo un guerrero audaz que, cual caballero andante y lanza en ristre, arremetía con valor contra lo que él consideraba, desde su percepción personal, una ilegalidad o una injusticia.
Lo que en esta evocación de su memoria, prefiero destacar de su personalidad es su desenfadado amor por la literatura y por la poesía. Fue mi estudiante en la Facultad de Derecho de la querida, aunque siempre levantisca, Universidad Nacional de Piura. Juntos logramos reunir a un pequeño, pero inteligente, grupo de jóvenes alumnos interesados en cultivar las letras y hacer actividad cultural allí en un ambiente donde los jóvenes estudiantes mayormente afinaban su mente entre códigos y jurisprudencias. Tuvimos éxito y desde entonces Percy, que era el animador principal, estuvo escribiendo infatigablemente historias fantásticas y relatos de hechos cotidianos que parecían inverosímiles. Ya para entonces se perfilaba como un literato en ciernes.
La obra literaria que deja detrás de sí, es un aporte a las letras piuranas por lo que siempre podremos deleitarnos con sus historias tan llenas de amor y dolor, así como sus poemas que eran reflejo de un espíritu inquieto y apasionado. Su afán de trascender logrando que el Derecho fuera compatible con la Literatura -porque ambos forman parte de la memoria popular- fue una constante que lo animó a trabajar en los dos campos con los mismos afanes.
Optó, desde sus estudios universitarios, por el Derecho Penal que es el más interesante porque se trabaja directamente con conductas humanas y ofrece al abogado la oportunidad de acercarse más a las pasiones que se agitan en un alma y motivan las conductas de cada ser humano. Se enfrentó con valor a los excesos de la actividad punitiva del Estado tratando de ponerse al servicio de lo que son la Justicia y el Derecho como pilares del orden social. Propuesta personal que Percy Ipanaqué la trabajó hasta el mismo instante de su trágica muerte.
La Facultad de Derecho, entre todas las más importantes universidades del mundo, es una de las más importantes de la estructura institucional de estas casas de saber. Cuando hace años ayudamos a crear esta Facultad en la casa de Miraflores, los profesores y los alumnos de entonces – entre quienes estaba Percy Ipanaqué – nos propusimos trabajar porque se convirtiera en una cantera de hombres y mujeres de Derecho. Meta que está reflejada en los asesores legales, los fiscales, los jueces y los funcionarios públicos que hoy están dispersos trabajando bien porque el Perú sea una nación más justa y armoniosa en el concierto de los países de América.
Este joven abogado encontró su destino final, en un momento particularmente grave para la población peruana. A lo largo de su historia, Piura fue siempre una tierra de paz donde los acontecimientos luctuosos se registraban de vez en cuando. Con el paso de los años todo cambió; ahora el valor de la vida, que está garantizada por la Constitución del Estado es un valor en permanente riesgo. Por eso quizá en estos días nuestra población reclama con más angustia la presencia del Estado (representado por el gobierno central y las Fuerzas Policiales) con una lucha más efectiva contra la delincuencia común para que se ponga freno a esta ola de terror y de sangre que envuelve a la sociedad piurana.
Se apagó trágicamente la vida de un joven hombre de leyes que también era un escritor de apasionado espíritu con buen futuro en el campo de las letras peruanas. Percy Ipanaqué dejó de cantarle a la vida y a la gente de su tierra. Su combativa voz se apagó, pero sus andanzas en busca de la Justicia y los Derechos Humanos, en una sociedad agrietada, vistas desde su perspectiva personalísima, quedarán en el recuerdo de los compañeros que lo siguieron y de sus maestros que lo formaron. Su rebelde alma de poeta permanecerá viva hasta siempre en sus imaginativos escritos literarios tan llenos de humanidad y de sabor popular que son su ofrenda sentimental a Piura y al Perú.
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