En algunos lugares del país se han organizado y ejecutado diversos programas destinados a conmemorar con relevancia el Bicentenario de la Independencia Nacional para recordar tan magno acontecimiento y al mismo tiempo encender luces sobre los sitios históricos que tuvieron un importante rol protagónico durante estos dos siglos de vida republicana. En Piura, por una serie de razones negativas -que no viene al caso puntualizar en esta pequeña nota-, la proximidad de la indicada efemérides está pasando inadvertida. Pero aún estamos a tiempo de intentar algo para el año que viene. Pensamos, por ejemplo, en la recuperación del centro histórico de Paita, un puerto que tiene una presencia realmente descollante como uno de los más importantes y activos en la costa de América del Sur.
El corazón urbano de nuestro puerto posee un conjunto urbano hermoso e interesante desde el punto de vista histórico y arquitectónico. Como varias veces lo hemos comentado, existe hoy un grave peligro de desaparición que amenaza a estos monumentos religiosos y civiles que forman parte del “patrimonio cultural de la nación”, pero que, lentamente, de un día para otro, se están viniendo abajo ante la mirada impávida de las autoridades, los empresarios y las instituciones representativas de la comunidad.
Uno de ellos, que se hunde en la arena, es la antigua Aduana que fuera sede de una autoridad portuaria de mucho dinamismo como que, en Paita, durante siglo y medio, estuvieron abiertos más de diez consulados extranjeros y en su rada atracaban permanentemente naves de todo el mundo. Otro inmueble de significación es la primera iglesia de la Virgen de las Mercedes que ahora agoniza, tabla por tabla, sin que alguna autoridad religiosa haga algo por salvarla.
Las casas de balcones singulares y fachadas con tradición, que recuerdan aquellos viejos tiempos cuando llegó por allí doña Manuela Saénz, la Libertadora del Libertador, o más tarde el gran poeta chileno Pablo Neruda, entre muchos personajes, reclaman todas un programa de salvataje. La Municipalidad Provincial bien podría convocar a las empresas privadas, bancos, financieras, fábricas, etc., para que junto con las entidades públicas que operan en ese litoral sumen esfuerzos económicos para salvar este patrimonio inmobiliario paiteño que bien podría, una vez restaurado, convertirse en un poderoso atractivo turístico al influjo de la celebración del Bicentenario de la patria.
