Entre los muchos comentarios que se vierten en las redes, hay algunos que proponen pagar el sueldo básico a los congresistas “a ver si así postulan”.
Sería bueno probar, lo cierto es que muchos no lo hacen necesariamente por un sueldo, sino por el ansia de poder y por lo que puedan obtener a través de este.
Por eso es que ayer en el Congreso no se ponían de acuerdo en la elección de una mesa directiva y cada cinco minutos cambiaban propuestas; es por ello que algunos han renunciado a sus partidos, pues no soportan la presión de los líderes (dueños o influyentes empresarios) que no les interesa las necesidades de un país o un pueblo, sino los beneficios políticos, legales y económicos que puedan conseguir para el partido y para ellos mismos.
Es este estilo de política el que se practica hoy; sin embargo, habrá que confiar en que esta nociva práctica vaya desapareciendo después de la lección de civismo y poder que han dado los jóvenes en las calles. En ese sentido, la elección por consenso de Francisco Sagasti Hochhausler, como encargado de la presidencia, debería contribuir a unir, dar tranquilidad y esperanza a todos los peruanos.