Por estos días de encierro y coronavirus rondando el ambiente, muchos piuranos desafían la ley, la salud de sus familias y la suya por estar en las calles.
Es decir, ni siquiera las cachetadas del capitán Cueva, ha logrado desanimar a los vendedores ambulantes quienes se concentran masivamente en los mercados, y detrás de ellos los taxistas, mototaxistas y taximotos.
Igual sucede hoy por los bancos y financieras atiborradas de benef iciarios del bono, quienes aprovechan este beneficio para ganar las calles. Detrás de ellos, los ambulantes y transportistas.
Es preocupante, pero Piura por estos días de cuarentena luce sus calles casi normales con venta ambulatoria, mercados, bancos y transporte público.
Los más de 300 detenidos en el toque de queda, nos da una idea de cómo asumimos esta prevención.
Lo inquietantes de todo esto es que sin reactivos para determinar quién y cuántas personas están infectadas, existe un alto riesgo de que este virus desencadene el caos como ocurrió en Italia en donde mueren hasta 700 personas por día.
La dimensión del problema, parece, no la alcanzan a ver aún muchos piuranos desobedientes y buscapleitos.