Estudios psicológicos realizados por Shelley Carson, profesora de psicología de la Universidad de Harvard, estudiosa de la creatividad, nos dice que un niño creativo y emprendedor requiere de un mentor, puede ser su padre, madre, un maestro u otra persona que le inspire y apoye para desarrollar su habilidad así como de un entorno colaborativo. Es el caso de Einstein, Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Gastón Acurio entre otros grandes genios.
El mundo está lleno de personas creativas y que podrían ser grandes emprendedores pero muchas veces ese espíritu no prospera por otros factores como bajo nivel educativo, se desalienta la curiosidad, la capacidad para investigar o no se crean sistemas educativos que promuevan el talento.
Si en casa, con nuestros niños creamos una cultura en la que se aprende de los fracasos, estamos formando futuros emprendedores pero si constantemente sancionamos los errores vamos a inhibir esa capacidad por temor al fracaso.
Desde la etapa preescolar, se van definiendo las tendencias de los estudiantes y podemos involucrarlos en tareas científicas o en todo aquello que le apasiona.
El espíritu emprendedor se puede desarrollar en casa y en la escuela, no solo valorando a quien más sabe sino a aquel con mayor capacidad de resolver problemas con ingenio y creatividad transformando nuevas posibilidades en una realidad, permitiendo que nuestros pequeños resuelvan problemas según su etapa de desarrollo y madurez. Impulsarlos a soñar en grande y a pensar que todo el mundo está en sus manos si se esfuerza lo suficiente.
Recordemos que países como China, Singapur, Corea del Sur, Taiwán o Finlandia han prosperado gracias a que apostaron por una educación de calidad desde la etapa preescolar así como por desarrollar la innovación y curiosidad desde los primeros años.