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Las ‘secretarias’ de Montesinos

septiembre 21, 2025
Autor: SEO El Tiempo
Vladimiro Montesinos

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Miguel Ramírez, periodista de investigación


Como todos los personajes siniestros, a Vladimiro Montesinos -el otrora todopoderoso jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y brazo derecho del expresidente Alberto Fujimori- le gustaba rodearse de amantes jóvenes que les duplicaba o triplicaba la edad.

Por cierto, además de su esposa Trinidad Becerra, quien era profesora y madre de su única hija, Montesinos nunca tuvo una pareja destacada en el mundo profesional, político o empresarial. Tampoco podía conseguirlo: cualquier mujer seria se hubiese dado cuenta que era un mafioso. Su poca cultura la suplía con su astucia y vileza. Era inteligente, obviamente, pero para la maldad.

Por eso recurría a lo fácil. Él no buscaba a las chicas, las mandaba a pedir. De eso se encargaba el coronel Roberto Huamán Azcurra, su hombre de absoluta confianza. El militar también tenía bajo su mando a un grupo de agentes que se encargaba de filmar, subrepticiamente, a los políticos y demás personas que Montesinos sobornaba en la famosa salita del SIN.

¿Dónde reclutaban a las jóvenes? Huamán se hizo amigo de la directora de una academia de secretariado ubicada en Miraflores, uno de los distritos más exclusivos de Lima. Allí acudían agraciadas jovencitas con el sueño de convertirse en secretarias ejecutivas de entidades del Estado o empresas privadas. Era el año 1993.

Huamán logró captar a tres: Giovanna Castañeda, de apenas 20 años; Lorena Puyo, de 22 años; y María Salaverry, también de 22 años. Esta última, como se verá más adelante, lo acompaña hasta hoy.

A cambio de sus caricias y atenciones, y bajo la fachada de ‘secretarias’, Montesinos les hacía costosos regalos utilizando dinero del SIN destinado a la seguridad nacional, según relataron varios testigos el año 2000, cuando el régimen de él y Fujimori se derrumbó.

A Giovanna Castañeda le regaló dos coches último modelo y dos propiedades, además de un sueldo mensual. A Lorena Puyo le dio un lujoso departamento en el distrito limeño de San Isidro.

De las tres, Montesinos tuvo un especial interés y cariño por María Salaverry: un familiar de la joven había muerto en un atentado terrorista de Sendero Luminoso.

Cuando cayó Montesinos, el año 2000, no se supo más de las tres. Nadie las recordaba. Pero como nunca en la vida hay caso cerrado, en setiembre del 2021, es decir, 21 años después, el nombre de María Salaverry volvió a aparecer relacionada a Montesinos. Es un misterio cómo, estando preso, logró ubicarla y contactarla.

Todo se supo de casualidad. El dicho año, el gobierno de Pedro Castillo, que buscaba impacto popular, decidió trasladar al exjefe del SIN de la Base Naval del Callao, donde se encontraba encarcelado, a la prisión de Ancón. Entonces, Montesinos presentó un oficio pidiendo que una mujer llamada María Salaverry, que él decía era su conviviente, también debía visitarlo en Ancón, como lo hacía en la Base Naval. Se trataba de la misma María Salaverry, con la diferencia que ahora ya frisaba los 50 años.

Allí recién se descubrió que el permiso para esa visita lo había conseguido el hombre de inteligencia en marzo del año 2017, luego de sospechosas idas y venidas del Poder Judicial. En primera instancia, el INPE negó la solicitud y, en represalia, el exjefe del SIN empapeló al director del penal. Fiel a su estilo leguleyo, Montesinos presentó un hábeas corpus argumentando que era víctima de “maltratos crueles por no permitirle la visita de su pareja sentimental”.

Una jueza lo rechazó. Montesinos apeló a una Sala Penal, pero nadie sabe cómo una sala judicial de Ventanilla, ubicada en el Callao, le dio la razón. Desde ese momento, Montesinos tiene el privilegio de recibir la visita de su pareja.

Aunque la Base Naval del Callao es impenetrable para cualquier civil, siempre se filtra información. Se dice que María Salaverry lo visita en días especiales. La última vez que los vieron juntos fue en mayo de este año cuando cumplió 80 años de edad. No hay duda que durante esas reuniones, el ‘Tío Vladi’, como así también lo llamaban, añora con nostalgia aquella época de oro cuando él hacía y deshacía del país.

Aquellos años dorados de gloria y poder ya acabaron para Montesinos. Como bien dice el refrán popular, nada dura para siempre. Hasta el próximo domingo.

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