Por Miguel Ramírez, periodista de investigación
En el mundo de las mafias como el narcotráfico, no existen lealtades. Mientras el negocio camina bien, los narcos son amigazos, celebran fiestas con sus familias, se hacen padrinos de sus hijos, viajan juntos de vacaciones por el mundo entero derrochando los millones de dinero ilícito.
Esa lealtad, sin embargo, termina cuando empiezan los problemas con la justicia. Todo se olvida. Para salvarse, se destruyen entre ellos mismos. Gana el que primero acude a las autoridades a echar a su otrora amigo. Este columnista conoce varias de esas historias. En una oportunidad, un conocido narco peruano acudió donde Vladimiro Montesinos para darle la ubicación exacta en el extranjero de otro mafioso, que el entonces poderoso jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), buscaba con desesperación para que no lo delatara.
El dato fue certero. En agradecimiento, Montesinos lo dejó operar con total libertad hasta que un día la justicia alcanzó al traficante y también terminó preso. Uno de esos casos de traiciones de alto vuelo se ha destapado hace unos días en Estados Unidos. Tiene como protagonista a Joaquín Guzmán López, ‘El Chapito’, el hijo del poderoso narcotraficante Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán. ‘El Chapito’ confesó en un juicio que él secuestró y entregó a Estados Unidos a Ismael ‘El Mayo’ Zambada (76), el narcotraficante más importante del mundo. Todo a cambio de beneficios penitenciarios.
Zambada fundó el Cártel de Sinaloa en 1990 y formó en ese mundo siniestro al ‘Chapo’ Guzmán, el padre de ‘El Chapito’. Zambada era padrino de ‘El Chapito’, lo quería como un hijo. La traición ocurrió en setiembre del año pasado. Fue de película. El ‘Chapito’ llegó en una avioneta hasta un aeródromo de Nuevo México para entregarse a las autoridades norteamericanas. Era una entrega pactada. Los agentes que lo esperaban casi se caen de espaldas cuando lo vieron bajar de la nave junto con su padrino Ismael ‘El Mayo’ Zambada. No lo podían creer.
‘El Mayo’ era el narcotraficante más buscado por Estados Unidos, que pagaba una recompensa de 15 millones de dólares por su captura. Su detención originó el reclamo del entonces presidente mexicano Manuel López Obrador. López acusó a los estadounidenses de haber participado en esa operación clandestina.
En ese momento hubo muchas especulaciones respecto de cómo ‘El Chapito’ había llevado a ‘El Mayo’ Zambada hasta al aeródromo de Nuevo México. Casi todas coincidían en que se trababa de una traición, pero nada estaba corroborado.
El misterio acabó el lunes pasado. En una audiencia que se celebró en una corte de Chicago, ‘El Chapito’ narró que convocó a su padrino a una reunión en una hacienda de Culiacán. Por la total confianza que le tenía a su ahijado, ‘El Mayo’ llegó con pocos resguardos. Cuando se encontraron en la finca, que estaba rodeada de unos cien sicarios armados hasta los dientes, ‘El Chapito’ lo llevó hasta un ambiente aparte para hablar a solas.
De pronto, mientras conversaban, ingresaron por las ventanas varios hombres que encapucharon y esposaron a Zambada. Lo llevaron a rastras hasta una camioneta con el motor prendido. La unidad salió rauda hacia una pista de aterrizaje que estaba a solo 15 minutos del lugar, en donde los esperaba una avioneta lista para salir.
A la nave subieron ‘El Chapito’ y su padrino. Solo había un piloto. Zambada fue esposado en la baranda de uno de los asientos, se le dio de tomar agua, que en realidad era un sedante, y se quedó dormido. Cuando despertó estaba en Estados Unidos.
‘El Mayo’ Zambada -también conocido como ‘El hombre de las montañas’ porque le gustaba estar en el campo antes que en la ciudad- era una hombre conocido por ser conciliador y reflexivo. Todos los narcos mexicanos lo respetaban, acudían a él para escuchar sus consejos o solucionar sus riñas.
Quizás por tener ese talante, en setiembre de este año se acogió a un acuerdo de culpabilidad y confesión ante la justicia norteamericana. Reconoció que había traficado 1,500 toneladas de cocaína hacia Estados Unidos y prometió revelar las identidades de todas las autoridades mexicanas que él sobornaba para que lo dejaran operar.
Todo a cambio de evitar la pena de muerte. ‘El Mayo’ Zambada es hoy un hombre no solo traicionado. También débil y derrotado. Así acaban los mafiosos. Hasta el próximo domingo.











