Esta célebre frase cuya autoría se le adjudicó al expresidente Alan García, vuelve a cobrar nefasta actualidad con las últimas revelaciones de los colaboradores eficaces, quienes revelan a Fiscalía que el propio presidente Pedro Castillo es quien habría recibido S/ 100 mil y 50 mil proveniente de contratistas que buscaban beneficiarse de obras millonarias.
No es la primera vez que investigados echan a sus cómplices. Unos transaban con loncheras preñadas de dólares; otros maletines y sobres manila con efectivo, nada a través del sistema bancario para evitar el ojo fiscalizador de la Unidad de Inteligencia Financiera. Y, de ser cierta las aserciones de los colaboradores, Pedro Castillo estaría en graves problemas.
Y aunque el mandatario se desgañite alegando inocencia, la duda queda, sobre todo, por los antecedentes de mentiroso que le precede; después de todo, es difícil no caer -con su ‘inocencia provinciana’-, en el torrente de corrupción que subsiste en el aparato público y en el cual han naufragado bien plantados ex funcionarios así como ‘enérgicos luchadores’ anticorrupción. Unos esperan sanción y extradición, otro adelantó su partida.
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