Pese a la urgencia y gravedad del caso – como ocurrió con las vacunas Covid-19-, el gobierno volvió a meter la pata en la compra millonaria de fertilizantes para el agro. Desde el año pasado intentan adquirir urea; prometen que en un mes estará en puerto, pero nada, pues por segunda vez se anuló la licitación tras la escandalosa sobrevaloración que, en la cara del ministro y premier, pretendía hacer el titular de Agrorural, Rogelio Huamani.
La sagacidad y atrevimiento de este personaje es tal que intentaba pagar 110 dólares demás por tonelada. Huamani es “ahijado” de Vladimir Cerrón de PL y es probable que en esa cantera política haya aprendido las ‘artes’ de la sobrevaloración. Lo lamentable es que esa ineptitud y ambición por el dinero estatal pone en riesgo la campaña agrícola.
Según la Contraloría, el Perú pierde al año más de S/23 mil millones por corrupción; es decir, casi el fondo de reconstrucción que se prometió a la zona norte tras las lluvias del 2017. Corrupción-incapacidad es la combinación más nefasta en la administración pública porque drena millones de soles y además frena el desarrollo y cualquier plan estratégico.