El 27 de marzo del año 2017, Piura amaneció con el rostro transfigurado por el asombro y la angustia: su afamado río loco había desbordado los cauces y avanzaba sobre diversos puntos de la ciudad, sin respetar estratos sociales, atropellando y destruyendo negocios, domicilios particulares, parques e instituciones.
Era la fuerza de la naturaleza avanzando incontenible sobre una población cuyas autoridades no habían logrado imaginar una catástrofe en realidad previsible. Ahora seguimos igual. Si se produjera un nuevo evento pluvial de similar magnitud seguramente otra vez el mundo podría ver fotos y videos de piuranos flotando para salvar su vida y sus pertenencias.
Esa fecha funesta también la Universidad Nacional de Piura quedó bajo el agua y el barro. La imagen física del campus universitario era de una desolación absoluta e irrecuperable. Estaban bajo el agua las oficinas del Rectorado y de las Oficinas Centrales, las facultades históricamente apreciadas, el Auditorio Central, varias bibliotecas, el IDEPUNP, el Colegio Carlota Ramos de Santolaya y, en el centro de la ciudad, el local de la Escuela de Posgrado.
Entre la angustia y el derrotismo, surgió entonces la voz alta y segura del Rector, motivando a trabajar fuerte y con esperanza, a juntar esfuerzos para vencer la tragedia. Esa fuerza de voluntad y de visible entrega física y cotidiana fue el mejor ejemplo con que se pudo contar. En tres meses se instaló fuentes seguras de agua y de energía eléctrica, se limpió el campus del barro y de las alimañas que lo tenían intransitable, se consiguió mobiliario y equipamiento y, sobre todo, se recuperó la confianza institucional y se reiniciaron las clases. Durante el resto de su gestión se consiguió levantar el muro protector junto al río, se consiguió cerrar el campus universitario y se logró el licenciamiento de la UNP.
Estas palabras son un homenaje, quizá tardío pero necesario, al concepto de trabajo comunitario por parte de una autoridad pública, un reconocimiento al Dr. César Reyes Peña por su capacidad de gestionar el bien común y su envidiable fortaleza laboral.