Una de las lecciones básicas de la economía es que cada país cuenta con una dotación de recursos y conocimientos tecnológicos que puede dedicarlos a la producción de bienes y servicios, representados en un plano cartesiano en Bienes ( B ) o Servicios (S), dando lugar a una frontera de producción donde B figura en las abscisas y S en las ordenadas.
En este momento de Pandemia con incertidumbre, cada país enfrenta la encrucijada de decidir entre Salud (H) o Producción de Bienes y Servicios.
Gráficamente, apareció H como un tercer eje vertical entre B y S, que obliga a reducir las posibilidades de producción entre B y S conforme elegimos más salud (H), manteniéndonos en casa, donde si la situación se prolonga, la salud H terminara deteriorándose por falta de B y S.
Igual que en el caso de la elección entre B y S, ahora la decisión tridimensional es más dramática aún: Mas H implica cada vez una menor cantidad de B y S: La Frontera de producción se desplaza hacia el origen reduciendo las posibilidades de consumo de la población.
¿Qué hacer? Identificar los sectores productivos de B y S, donde estas actividades no arriesguen mucho la salud de los trabajadores y de la población, tomando las precauciones sanitarias, como son la actividad pesquera, agrícola, construcción y minera, producción industrial y algunos servicios, con lo cual gradualmente se obtiene al mismo tiempo producción de B y S además de salud, a costa de terminar ante este flagelo, con un menor nivel de B y S y en consecuencia de bienestar al que estábamos acostumbrados, pero manteniendo la vida y esperanza en que la situación mejore cuando estemos vacunados.
Hay consenso en que el problema requiere solución con la cooperación de todos los países y aún más de la unidad nacional para actuar con una sola estrategia y disciplina sanitaria y social.