En la hemeroteca del diario El Tiempo, de hace unos días, y que corresponde a un anuncio que se dio hace 25 años, se da a conocer la necesidad de la siembra de un millón de árboles al año para mantener el medio ambiente en la Región. A pesar de que me parece poco, si se hubiera estado cumplido con este anuncio, tendríamos ya 250.000 hectáreas sembradas, algunas ya en etapa de ser aprovechadas económicamente. Por supuesto nada se hizo.
He mirado los planes de gobierno que proponen los candidatos, y en la parte que corresponde a agricultura y medio ambiente, hasta ahora, sólo uno, considera como plan político, la necesidad de la siembra de árboles en cuencas altas, o en los las zonas desérticas como las de Piura.
Hay estudios ya hechos, quizá de no gran envergadura y pero que indican el modo de trabajar nuestras cuencas y se ha identificado especies autóctonas y de crecimiento rápido, utilizando terrazas, zanjas de percolación o curvas de contorno.
En los bosques secos de la zona, el trabajo sería diferente, pero básicamente se trataría del mantenimiento de las nacimientos y brotes que se están produciendo, gracias a las lluvias caídas en el año.
Este trabajo debería hacerse, en todos los casos por los miembros de las comunidades correspondientes, dueñas de la mayoría de las áreas de trabajo propuestas. Lo importante es que no se necesitarían grandes estudios y se podría comenzar a trabajar inmediatamente.
La importancia de estos trabajos, no están únicamente en proveer medios de vida a quienes los están necesitando, sino crear riqueza a futuro por el aprovechamiento económico de la madera y sobre todo la cobranza que podrían hacer los productores de agua a los beneficiarios de la misma, en la parte baja. Pago por servicios ambientales le dicen. ¿No es esto mejor que otorgar bonos?
Es más que seguro y así lo dicen algunos de los ingenieros que he consultado, que la retención del agua de lluvias en una gran extensión reforestada, como son las de las cuencas respectivas, remplazarían con ventaja a unos reservorios caros, e inútiles que se llenarían posiblemente cada 15 años.
Las represas se hacen en ríos continuos y no en quebradas que a veces bajan y otras permanecen secas. España que ha decidido reforestar 43 millones de árboles cada año, y Chile que exporta 10 mil millones de dólares al año de madera, son ejemplos que deberíamos de seguir