Los vecinos de la urbanización Miraflores no solo padecen y ponen en riesgo su salud por el polvo de las pistas de tierra, tras la inundación del 2017.
También sufren por el asedio de delincuentes de toda laya. Los hay desde los que roban mascotas; tapas de buzones; los medidores de agua, hasta los más avezados y peligrosos que con arma en mano y en moto, se dedican al cogoteo y asalto al paso.
Por esta zona rondan también los robacasas, bandas organizadas que en un abrir y cerrar de ojos dejan vacías las viviendas, así estén allí los propietarios.
Se movilizan en vehículos robados y casi nunca son detectados. Los vehículos de los miraflorinos no escapan a la avidez de los delincuentes que han centrado su atención en las llantas, lujos, baterías y computadoras de las camionetas. No hay alarma ni pitbull que puedan amedrentarlos.
La pregunta que los vecinos se hace es: ¿Dónde está la Policía? ¿Qué hace el serenazgo por esta zona?… Nadie les da respuesta; mientras tanto, el fierro y la tranca se convierten en únicas herramientas para resguardar la casa. En la calle cada quién está a merced de los asaltantes, ni bien asoman la cabeza de sus casas.
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