Si en la ciudad, miles de ciudadanos están desprotegidos ante la horda de delincuentes, sicarios y extorsionadores, ya podemos imaginar lo que pasa en las zonas rurales y poblados alejados de Piura donde las bandas de criminales, ante la falta de efectivos policiales, ha tomado bajo control las carreteras, robando vehículos, desvalijando o secuestrando a los pasajeros y en el peor de los casos, asesinando.
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Lugares de frontera, como Ayabaca, Jililí, Carmen de la Frontera, así como las zonas de Suyo, Las Lomas e Ignacio Escudero, en Sullana, están a merced de bandas organizadas especialistas en robo de camionetas, secuestro y asalto a vehículos de pasajeros como lo denuncian escandalizados los propios alcaldes distritales y provinciales de estos poblados.
Además, en algunas zonas se han instalado mineras ilegales que arrastran tras de sí a bandas de desadaptados encargados de dar protección y enfrentarse por denuncios mineros. El narcotráfico y la trata de personas complementan el panorama inquietante de estas zonas donde ya ni turismo se puede hacer por temor a ser parte de las estadísticas delictivas de estas bandas.