La vecina Colombia vive hoy un terremoto político tras descubrirse que la campaña política del presidente Gustavo Petro fue financiada con fondos del narcotráfico y otras actividades ilícitas. En Perú no hay certeza de la incursión del narcotráfico en la política, pero se sospecha, sin embargo, de lo que sí hay certeza es de la participación de ‘bandas organizas’ bajo la fachada de ‘constructoras’ que luego recuperan su ‘inversión’ con adjudicación de obras millonarias.
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Y esto no ocurre solo en campañas por la presidencia de la República, también en los gobiernos locales y regionales. Y son estos grupos empresariales los que al final imponen con la fuerza del dinero, al candidato quien al asumir el cargo se convierte en el proveedor de proyectos y compras. Así funciona hoy la política.
Y se ha llegado a esta situación por la debilidad de los partidos políticos. La representación se convierte así en la extensión de sus actividades empresariales particulares descuidando el desarrollo local y regional. No es algo nuevo, pero se ha hecho norma debido a que los partidos son ahora clubes de amigos con plata, empresarios y constructores que solo piensan en sus propias finanzas.