Tremenda sorpresa se llevaron los paiteños y colaneños al ver la construcción de un enorme ducto que recorre la playa y se sumerge en la bahía de Paita. La función de este “emisor submarino” será botar aguas residuales industriales de un consorcio de siete empresas. Claro, lo que arrojarán al mar no será agua florida sino aguas servidas “tratadas”, pero que nadie asegura que estas terminen por contaminar toda la bahía.
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El riesgo es que esas aguas residuales afecte ‘mate’ el turismo en Colán, uno de los balnearios más concurridos que sigue hoy en crecimiento. Empresarios hoteleros y de restaurantes han pegado el grito al cielo, incluidos los propios habitantes del balneario porque esto significaría el fin de Colán como zona turística.
Lo curioso es que todo se ha hecho en silencio y es el Ministerio de la Producción (cuyos funcionarios, parece, ni siquiera se ha tomado la molestia de visitar Colán) el que dio el permiso a estas empresas. Los moradores y empresarios ya levantaron su voz de protesta y a partir de hoy empezarán su lucha legal. ¿Por qué no tratan las aguas y las utilizan para reforestar la zona industrial de Paita, en vez de arrojarlas al mar?