En las últimas semanas, la tragedia se cebó con varias familias a causa de la imprudencia y velocidad en las pistas.
Eso sin contar con los múltiples heridos por siniestros en motos y mototaxis; eso, sin contar los múltiples atropellos y volcaduras que no cesarán en las pistas mientras no se adquiera una cultura de respeto, tolerancia y responsabilidad a la hora de conducir.
Muchos se quejan que no hay policías de tránsito suficientes, sin embargo, en una ciudad donde los ciudadanos “son civilizados”, no requieren de un policía para cuidarlos, pues es responsabilidad de cada conductor respetar las reglas, a los peatones y demás conductores cuando conduce.
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En nuestras calles, si no hay un policía, los transportistas (sobre todo mototaxistas, microbuseros y motociclistas) hacen lo que quieren.
se pasan la luz roja, conducen en contrasentido, adelantan por la derecha y hacen toda suerte de piruetas e imprudencias con resultados que siempre son los mismos: muertos y heridos.
No entienden estos conductores “suicidas” que vivir en comunidad es respetar el derecho de los demás.
Hoy se vive la ley de la selva en las pistas con las consecuencias ya conocidas.
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