A puertas de la elección de la nueva Mesa Directiva del Congreso (MD), preocupa a muchos ciudadanos y analistas que la izquierda cerronista tras consensos, coaliciones, acomodos y negociados entre bancadas se adueñe de esta. Y no se trata solo de una posición política ideológica, sino de la funcionalidad y utilidad de la MD que en manos de los cerronistas desatados se inclinaría por un desbocado y pernicioso populismo.
El presidente del Congreso, para entender, es quien tiene el poder de decidir qué proyectos de ley se incluyen en la agenda del pleno. Hay muchos proyectos importantes y necesarios que nunca ven la luz y siguen allí archivados, mientras que las propuestas parlamentarias populistas, de consenso y que tengan que ver con algún beneficio político partidario o de oscuros personajes, son los que por lo general se debaten y aprueban.
Allí están algunos de los muchos casos manipulados con sentido populista o de conveniencia, como la ley mordaza, la zancadilla a la colaboración eficaz, la ley express de incorporación de maestros, además de otras intromisiones en la elección del defensor del pueblo, TC, etc. Es claro que a ellos solo les preocupa sus intereses.