Pareciera que los congresistas del actual parlamento se han convertido en un peligro latente para la democracia, la institucionalidad y ley. Además de intentar sabotear a la Junta Nacional de Justicia JNJ ya lo hicieron con la Sunedu, Defensoría, y están apurados por infiltrar la Reniec y ONPE; ahora salen airosos de todos sus delitos porque hasta la comisión de Ética parece que los apaña.
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El último caso descubierto es de ripley. La congresista María Cordero se pasó de conchuda, pues no solo le robó S/ 80 de sueldo a uno de sus empleados sino que de acuerdo a las conversaciones de Whatsap, lo conminaba a él y al resto de asesores y trabajadores a su cargo a comprarle regalitos como joyas, carteras y hasta las compras del mercado como lo revela una de las víctimas.
El descubrimiento de estas y otras trapacerías mayores de los mal llamados ‘Padres de la Patria’ deja una honda preocupación por lo que en nombre de su investidura puedan estar haciéndole al país, además de jugar con la calidad de vida de los peruanos. Las denuncias y evidencias demuestran una descomposición legal, política y moral del Congreso y un severo retroceso a la democracia.