Han pasado más de dos siglos y la célebre frase de Thomas Hobbes: “Homo homoni lupus” (“el hombre es el lobo del hombre”) sigue más vigente que nunca y haciéndose más evidente con el reguero de muertos que dejó la COVID-19 (más de 213 mil), pues muchos “vivos” del sector público aprovecharon para hacerse “ricos” y “pudientes”; unos subiéndose el sueldo y otros comprando con descaro y frivolidad artículos médicos sobrevaluados, innecesarias y hasta peligrosos.
Así es, pues mientras muchas familias sufrían por la partida sin retorno de un pariente, los funcionarios de salud disfrutaban del festín del dinero estatal. Hoy se sabe que el Minsa gastó más de S/2.400 millones en medicamentos inservibles y de mala calidad que en vez de aliviar los males de los pacientes, han podido adelantarles su partida.
En Piura también hubo compras raras y escandalosas, así como el incremento de sueldos de funcionarios que prefirieron engordar su bolsillo a contratar más personal para salvar la vida de los piuranos en plena pandemia. El egoísmo, la angurria y el descaro parece ser algo consustancial al servidor público.
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