El Gobierno debe dar explicaciones sobre qué es lo que hará con la minería en los siguientes meses, actividad que a pesar de ser el motor que mueve a la economía, apenas si fue mencionado en el mensaje a la Nación, dejando en la incertidumbre a los líderes del sector que ven un panorama incierto.
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Si bien se refirió a la inversión pública y privada, no dio respuesta contudente al pesimismo de los agentes económicos, partícularmente sobre la minería no ha dicho cómo acelerar la cartera de inversiones mineras que se ven seriamente afectadas por regulaciones desproporcionadas.
En ese sentido, el presidente de la Cumbre Minera Perumin 36, Víctor Gobitz, ha señalado que esperan que el presidente del Consejo de Ministros o los ministros den más detalles de lo dicho por la presidenta Boluarte en el mensaje del domingo: “Quizás (la jefe de Estado) no se ha expresado de forma clara como queríamos algunos, o no ha destacado la importancia de la economía minera en el Perú”.
Es entendible que ante los duros embates de la pandemia, Yaku, Niño Costero, dengue y las protestas sociales, haya enfocado su mensaje en los temas que le afectan directamente a más de 33 millones de peruanos. Sin embargo, precisamente por ello es importante aplicar medidas enérgicas y eficaces para frenar la caída de la actividad económica, como garantizar la seguridad jurídica a la gran minería y a la inversión privada que genera empleo.
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Ha sido positivo que se mencione el proyecto Quellaveco y anunciar que se espera tener aprobadas todas las licencias ambientales hacia el final del año, pero según los expertos se requieren más explicación y aprobación de facultades por el Congreso.
Para captar la atención de los inversionistas en el sector, tal como propone Gobitz, es clave debatir y consensuar quizás en el Acuerdo Nacional, y mediante esfuerzos público y privado, sobre la necesidad de tener una política minera. Este sería un primer paso para fijar un norte, para entender cómo el desarrollo de proyectos puede desarrollar la capacidad exportadora del país, sin perder de vista -claro está- que estamos ante un Gobierno con poco capital político.
