A una semana de que termine la declaratoria de Piura como región en alerta muy alta, los piuranos seguimos en la incertidumbre de si el Gobierno ajustará o aflojará las medidas restrictivas y, lo más inquietante, en base a qué cifras tomará una decisión, teniendo en cuenta que mientras el Sinadef reporta que hasta el 20 de enero murieron 326 piuranos, la Sala Situacional de la Diresa señala que solo fallecieron 13.
Profesionales, como la especialista en estadística de la UDEP Isabel Gonzales están preocupados por la inconsistencia con que la Dirección Regional de Salud viene manejando las cifras sobre el COVID-19, información clave para la toma de decisiones, en un momento crucial en que el país enfrenta una segunda ola, con el agravante de la llegada de la variante británica y el rápido incremento de infecciones en adolescentes de entre 12 y 17 años y, en el caso de nuestra región, en jóvenes de entre 18 y 30.
No puede ser posible que mientras el Ejecutivo decidió acertadamente dividir los departamentos del país según su nivel de alerta, el Gobierno Regional no contribuya con un registro preciso y coherente, para que el nivel central adopte acertadas decisiones. ¿Es consistente y creíble que hasta la semana pasada en Piura declarada en alerta muy alta, solo hayan fallecido 13 personas por COVID-19 -como indicaban recientemente las cifras de la Diresa-, es decir en promedio menos de uno por día; cuando en diciembre del año pasado la media bordeaba las cinco defunciones diarias?
Por su parte el Ejecutivo debería ser más claro en comunicar sus estrategias. En este primer mes y en las semanas difíciles que se vienen, y luego de que la gestión anterior nos mintiera al indicar que el proceso de compra de vacunas estaba encaminado cuando en realidad íbamos a ser los últimos en recibirlas; los ciudadanos necesitamos tener confianza en la capacidad del actual Gobierno para manejar la crisis. Esta, sin embargo, no se logrará si no hay mensajes claros, si cuando el mundo se alista para contener la nueva variante británica porque sería 30% más letal, los peruanos seguimos hablando -gracias a un comunicado de Palacio- sobre quién compró pastelitos irregularmente.
En circunstancias como las que estamos viviendo, el liderazgo y la comunicación son fundamentales. Pueden salvar vidas… o ayudar a que suban los muertos.