Hace cincuenta años se publicó un libro de profunda trascendencia para la historia de la poesía peruana. Era la época políticamente convulsa de la Revolución Peruana comandada por Juan Velasco Alvarado. Las conversaciones universitarias se ocupaban de las consecuencias de mayo del 68 en París, del asesinato extrajudicial del Che Guevara en Bolivia, de la Revolución Cultural China, de la famosa Primavera de Praga, de los conceptos del estructuralismo, de las tesis de Marcuse y era también la época de la subterránea y poderosa invasión de jóvenes provincianos sobre las universidades limeñas.
En ese ámbito se publica el libro En los extramuros del mundo (1971), editado por Carlos Milla Batres, del joven poeta Enrique Verástegui, sobre quien se expresa el editor con las siguientes palabras: “Verástegui ha pasado a la insurrección creadora como lo testimonia verdaderamente este valiosísimo libro revolucionario de una singular vitalidad…”
La verdad es que el libro mencionado tiene una presencia permanente entre los amantes de la poesía, manteniendo vivo el interés y despertando sensaciones estéticas de alto nivel, así como por su crítica implacable sobre la estructura de la sociedad peruana. Ya el título del libro es sintomático, puesto que alude a quienes han sido expulsados del supuesto paraíso y deambulan conformando grupos disímiles de marginados que no encuentran explicación cabal a su situación de carencias y segregaciones (“Llevo un sol en mis bolsillos / pero ya no tengo nada en mí / no puedo soñar cantar pensar en cosas concretas / no puedo soñar cantar escribir ese poema para ti mi gatita”), expresando la angustia de la soledad y el vacío existencial.
La experimentación verbal con el lenguaje para conseguir textos poéticos se encuentra en todos los poemas del libro, llegando a una culminación exitosa con versos como los siguientes: “Sonja en una canción de agosto. / Sonja cántaro de barro. Sonja cántaro. / Sonja y yo sobre esta vida con la voz y los sueños deshechos por el miedo”, agregando luego con un tono solemne y dramático “Soy la serpiente mordiendo los sesos de la muerte”.
Pero esta voz poética también puede ser muy reflexiva en el comentario de la condición social peruana: “Porque una lengua hablará por tu lengua. / Y otra mano guiará a tu mano / si te quedas en mi país”; consiguiendo así una descripción nítida de lo que pasaba y sigue pasando en el Perú.
Es una poesía revolucionaria porque marcha contra la costumbre de lo establecido, sin temor al cambio. El poeta ya está muerto, pero su libro sigue y seguirá siendo leído porque marcó un nuevo rumbo para los actos creativos en la poesía peruana y latinoamericana.