No deja de sorprender que con solo dos lluvias de moderada intensidad, varios centros poblados de la región hayan sido afectados dejando a más de 150 damnificados.
Las mismas quebradas volvieron a crecer e inundaron zonas urbanas, mientras que en otros puntos de la región las cuencas ciegas interrumpieron el tránsito. ¿Y si fueran lluvias de mayor intensidad o un Niño?
Es claro que en prevención los piuranos estamos en la época de la carreta a pesar que desde el fenómeno El Niño del 83 se han invertido en la región millones de soles para obras de rehabilitación, reconstrucción y de prevención, pero a pesar de ese ingente gasto, dos pequeñas lluvias nos vuelven a recordar lo improvisados que somos en cuanto a obras de drenaje, pero sobre todo en planificación.
Igual, parece que nadie se toma la molestia de advertir que las inmobiliarias o los traficantes de tierras van creando urbanizaciones y barrios sobre terrenos inundables. Mientras que de las quebradas, cuencas ciegas y drenes solo se acuerdan cuando el agua empieza a hacer estragos y es cuando anuncian “emergencia”. ¿Será que a alguien le conviene que siempre estemos en emergencia?