Se avecinan lluvias intensas que asustan a los piuranos porque las cuencas ciegas siguen amenazantes y los drenes colmatados; el sistema de desagües es otra amenaza porque es lo primero que se desborda, seguido de la energía eléctrica que se corta.
En la zona rural son los canales agrícolas los que colapsan; sin contar con las cangrejeras que desbaratan las pistas o los puentes. Sin embargo, el problema no son las lluvias (son una bendición) sino la informalidad con que siguen haciendo proyectos y construyendo pistas, urbanizaciones y canales como si aquí en Piura nunca lloviera.
Se hace lo ‘convencional’ porque es barato, pero solo dura el tiempo de sequía porque a la primera lluvia se desnuda toda la ineficiencia.
Hasta en salud se descuida a un enemigo muy peligroso como el dengue. Se sabe por experiencia que con las lluvias prolifera el vector de contagio, pero no hay campañas de recojo de inservibles, mucho menos un plan de contingencia efectivo o fumigación permanente para reducir al zancudo transmisor… igual, hasta ahora se instala un laboratorio de enfermedades tropicales como lo exige Piura.
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