Como es sabido, el Perú cuenta con grandes riquezas naturales, en minería, pesca, agricultura, etc. Con todo, la Pandemia nos ha puesto delante grandes desafíos que hay que enfrentar. Las consecuencias de la crisis sanitaria han impactado en la vida de los peruanos, pero especialmente en nuestros sectores más débiles y por eso esta crisis conlleva una gran apelación o reclamo.
En general, toda emergencia o recesión, en los diversos rubros, pone siempre a prueba lo que se suele llamar “factor humano”, las “energías interiores”; y aunque se digan muchas cosas de la idiosincrasia del peruano, sí es real que entre nuestras fortalezas contamos con ser muy resilientes, muy imaginativos y aún poseemos solidaridad entre nosotros, a partir de las cuales podemos hacer frente a los retos presentes que empiezan con hacer frente a la crisis sanitaria, protegiéndonos, cada uno y a los suyos, todo lo que pueda. Exigirnos en la protección es la primera muestra de solidaridad, especialmente respecto a los más vulnerables, como son los mayores y ancianos. Es lo inmediato que se hace en toda guerra: la protección.
Y junto con ello, tanto padres como maestros estamos llamados a generar un liderazgo vital, conscientes del rol de guía, para aportar inteligencia emocional, intelectual, espiritual, social y ética, a nuestro alrededor, especialmente entre los niños y jóvenes, que si bien han sobrellevado un año con grandes restricciones pueden verse un tanto desanimados para hacer frente al nuevo año que empieza.
Para ejercer bien ese liderazgo hace falta una visión profunda, un planteamiento de fondo: por qué estamos aquí, el sentido de lo que somos, hacemos y tenemos y en estos tres niveles no sólo hay que tener en cuenta el qué y el cómo, sino también el por qué.
En realidad, el qué y el cómo van a ser muy necesarios: qué somos, qué hacemos, qué tenemos y también el cómo somos, el cómo actuamos y el qué tenemos y cómo es. Así, a veces se dice en el sector educación que tenemos que tener tablets y saber cómo usarlas; o que hay que superar la brecha en infraestructura, por ejemplo, en el agua potable, en base a pilotes, o que hay que invertir en carreteras que unan el territorio peruano a lo largo y ancho, o que hay que descentralizar auténticamente al país ya que el centralismo limeño no da para más, y un largo etcétera.