Por la desinteligencia política del Congreso de La República, que tuvo en vilo al país, ha pasado desapercibido el archivamiento del Acuerdo de Escazú por parte de la Comisión de Relaciones Exteriores, con seis votos a favor del archivo (FP, AP, UPP, Frepap y Podemos; tres en contra y que se vea en el pleno (PM, SP y FA).
El voto en contra más visible, aparte de Martha Chávez, es el del congresista de APP y ex gobernador regional de Loreto, Fernando Meléndez, el mismo que propició el auge de Merino, jurando por su papá, mamá y demás relacionados y en el día de la marcha nacional que trajo la caída de aquél, sin ningún empacho, bailaba y libaba alcohol en una fiesta matrimonial muy al estilo brandoniano, como “el Padrino”.
Ese mismo congresista Fernando Meléndez, de APP, en su condición de exgobernador de Loreto se paseó por todos los aserraderos de Iquitos y Pucallpa con el exministro de Agricultura humalista Juan Manuel Benites, insistiendo en que la madera decomisada al barco “Yacu Kallpa” (Operación Amazonas 2015) era legal.
Ello propició en Iquitos, con la pasividad del “Padrino”, protestas con huelgas, ataúdes vacíos quemados para amedrentar a funcionarios y fiscales ambientales y bombas molotov.
Por cierto, la coordinadora de las Fiscalías especializadas en materia ambiental, Flor Vega, no se dejó presionar ni amilanar por los intereses empresariales madereros y el caso se investiga aún en Tribunal americano.
Con estos antecedentes de doble moral, era previsible el rechazo rotundo a Escazú, esperando el Congreso entrante 2021 retome el tema, habida cuenta de que ese tratado ya ha sido ratificado por 11 países, los necesarios para que entre en plena vigencia y es en esa primera instancia a la que se tiene que recurrir para que junto con Ecuador se busque solución a la problemática ambiental grave de las cuencas del Puyango-Tumbes y de la Cordillera del Cóndor en la región Amazonas.